SACERDOTE: EL CELIBATO, UNA OPCIÓN POSIBLE – I PARTE

29.04.2011 13:04

 

SACERDOTE: EL CELIBATO, UNA OPCIÓN POSIBLE – I PARTE

A.   Un hombre de Dios que tiene el corazón de carne

Muchas personas, aun deseando el matrimonio, se ven privadas de la posibilidad de casarse. Puede ser por motivos sociológicos (diferencia del número de hombres y mujeres), especiales situaciones familiares (necesidad de que una hija o un hijo asistan a los padres enfermos o ancianos), profesionales (conflicto entre matrimonio y profesión) y psíquicas (ansiedad, incapacidad para establecer relaciones, miedo al matrimonio, rechazo del otro sexo, falta de confianza en sí mismos, incapacidad para considerarse atrayentes o deseados por alguien, deseo de amistad y frustración del mismo por fugas, timideces u otras).

Es muy intenso el sufrimiento de hombres y mujeres de treinta a cuarenta años conscientes del pasar de los años y no conseguir dar un valor a su estado de célibes. A veces se dejan llevar por comportamientos impulsivos e irracionales, como el de vivir una sexualidad disociada de una relación duradera o sin que la personalidad se vea implicada en todo el conjunto, sino únicamente en el plano corporal. Tal situación resulta inaceptable y es un mal objetivo, aunque merece una compasión infinita y una ayuda constructiva. A veces es útil un tratamiento psicológico especializado que permita superar mecanismos de bloqueo, formas de ansiedad, rechazo de sí mismos o de una parte de sí mismos para instaurar más fácilmente relaciones interpersonales. Sin embargo, no existen tratamientos rápidos y soluciones mágicas. En líneas generales, es importante asegurar a estas personas en sus capacidades, conseguir que superen el miedo al aislamiento y a la soledad, abrirlas a la comunidad que debe darles confianza y reservarles tareas y zonas de responsabilidades gratificantes.

Hay que apoyar a estas personas en su empeño por aceptar el celibato mediante el reconocimiento de su valor personal y único, que queda a salvo incluso sin el matrimonio. La condición de no casados, por tanto, no es un signo de fracaso ni requiere resignación; es una condición en la que la persona tiene espacios vitales amplios para realizarse, a pesar de la privación de un deseo y la frustración de una necesidad.

Y hay muchos que son célibes por una opción libre y responsable, que debe tener lugar en la madurez de la existencia, o bien, si ha sido hecha durante la juventud por una especial intuición interior, debe ser nuevamente planteada y confirmada para que sea lo que realmente es: entrega plena y generosa a Dios, a un ideal, a un compromiso.

B.   Para estar disponibles como Jesús

Todos conocemos a alguien que vive gozosamente la opción del celibato. Se trata de personas que optan por la vida fraterna en una comunidad religiosa o el testimonio personal en el mundo perteneciendo a un instituto secular, así como el ministerio sacerdotal al servicio del pueblo de Dios. Esas personas tratan de animar y de impulsar, con la fuerza de Dios y la propia, las realidades eclesiales, educativas, asistenciales y profanas e impregnarlas del espíritu de las bienaventuranzas. Su presencia en el mundo, en los lugares de oración, recuerda el misterio de Cristo, que vivió este estilo de vida y se lo aconsejó a sus primeros amigos. Es una anticipación del estado que se vivirá después de la resurrección, donde ya no existirá el matrimonio (Mt 22, 30).

«Pero él les dijo: "No todos comprenden esta doctrina, sino aquellos a quienes les es concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, los hay que fueron hechos eunucos por los hombres y los hay que a sí mismos se hicieron tales por el reino de Dios. ¡El que sea capaz de hacer esto que lo haga!" (Mt 19, 11-12).

El celibato es una joya de la tradición cristiana y religiosa. Hay muchos que no captan su sentido y lo valoran sólo bajo la óptica humana, empobrecida y reducida a una falta de sentido por los prejuicios, lo que lleva a considerarlo como una evasión de los problemas del mundo, una renuncia no justificada a la plenitud de la vida, una negación del valor de la sexualidad e incluso hasta una locura.

El significado profundo de esta opción es realmente evaluable dentro de un marco religioso, ya que es un don del Señor, se verifica cuando se tiene fe en él, cuando se desea imitarle en su misterio y en su misión hoy. El sentido religioso y humano del celibato se puede resumir con una sola palabra: disponibilidad.

Los Evangelios nos ofrecen un retrato vivo de la disponibilidad de Jesús con sus discípulos, con las masas y con todos los que querían acercarse a él. Varias veces se desvió de su camino para ir en busca de los demás y dejarse encontrar por ellos. Nadie que lea los Evangelios puede dudar de la disponibilidad del Señor con todos, independientemente de la clase social, la raza, la fe o el sexo. Jesús no conocía barreras sociales.

Esta disponibilidad debe ser una característica de la vida de los sacerdotes, de los religiosos y de los laicos consagrados. También las comunidades monásticas han demostrado a lo largo de los siglos estar disponibles para todos los que en sus necesidades se dirigen a ellas. Y las personas que eligen la clausura manifiestan también al mundo su disponibilidad espiritual con toda la humanidad. Son diversos modos de seguir a Jesús para estar como él disponibles para las múltiples necesidades del mundo.

Al comenzar este año 2011, como Delegación Episcopal de Pastoral Vocacional, deseamos a todos nuestros queridos lectores, sacerdotes, seminaristas, comités parroquiales vocacionales, aspirantes al seminario y jóvenes… UN FELIZ AÑO, lleno de bendiciones de parte de Dios y de María Santísima. Que sea un Año para seguir trabajando juntos de manera incansable por la promoción vocacional en nuestras comunidades parroquiales.

Para las comunidades parroquiales, un año, para bendecir a Dios desde nuestra oración, por el don del SACERDOCIO, dado a nuestros párrocos y Vicarios.

Para las Familias, un año para seguir sembrando valores humanos y cristianos, que permita a sus hijos crecer en el amor a Dios y a futuro, tener el privilegio de un Sacerdote o religioso(a) en el seno de su familia.

A los Seminaristas, un año para seguir acrecentando el amor por la vocación que Dios ha depositado en su vida y dar testimonio al mundo, de que verdaderamente tiene sentido el seguirle.

A los jóvenes, un año, para no tener miedo de decirle SÍ al Señor, ante el llamado que sienten en lo más profundo de sus corazones. Y ojalá, comenzar su proceso vocacional con nosotros.

A TODOS… UN AÑO DE GRACIA Y BENDICIÓN.

 

Actividades:

1.   Febrero 25-27: Encuentro de Aspirantes al Seminario, de grados Noveno, Décimo, Undécimo o que hayan terminado. Lugar: casa de convivencias – Villapinzón.

2.   Febrero 12: Encuentro Comités Parroquiales Vocacionales Vicaría Santísima Trinidad.

3.   Febrero 19: Encuentro Comités Parroquiales Vocacionales Vicaría Jesucristo Sacerdote.

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